China mueve las ciudades africanas

China mueve las ciudades africanas

El papel de China en África es un valor en alza. Ha pasado más de una década desde el desembarco de China en el continente y la opinión de este país entre los africanos, a diferencia de otras potencias con pasado colonial como Francia o Inglaterra, sigue siendo bastante positiva.

El estado chino consigue cada año contratos millonarios en la construcción de infraestructuras, así como explotación y obtención de materias primas. China está construyendo (o reconstruyendo) el mundo urbano africano, casi todos los grandes edificios llevan la marca de China. Pero este país además está uniendo las ciudades y las está moviendo. Desde el transporte más popular, formado por minibuses, motos y coches, hasta los grandes medios de transporte como las flotas de autobuses, la construcción de carreteras y la renovación de líneas férreas, las letras chinas pueden verse en cada letrero.

El gigante asiático ofrece un servicio fiable y rápido, que parece funcionar y no tener ningún interés más allá de la ayuda. Pero obviamente el gobierno chino, como las otras potencias industriales, tiene varios intereses en conseguir estos contratos valorados en millones de dólares. China es hoy en día uno de los principales socios comerciales y de inversión en el continente. Nada es casual.

Chináfrica, una unión estable

Los intercambios comerciales y las relaciones entre China y el continente africano no es nueva, de hecho, antes de que los imperios ultramarinos europeos llegaran a partir del S. XV, China ya conocía el mercado de los estados africanos del Índico y muchos de sus productos llegaban al interior de África gracias a las redes comerciales africanas.

Estas relaciones se debilitaron con la expansión de Europa por el mundo, sobre todo a raíz de la expansión colonial de los siglos XIX-XX. Casi todo el globo se encontraba dominado por Francia e Inglaterra. Sin embargo las independencias de África que se iniciaron en la década de 1950 y la Conferencia de Bandung de 1955 comenzaron a consagrar una alianza que a día de hoy sigue activa. Este acercamiento se dio por la necesidad estratégica de China de encontrar apoyos como contrapeso a la fuerza de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el imperialismo de Estados Unidos.

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Si bien la relación entre los países africanos y China tuvo un impulso con la entrada del nuevo milenio. En el año 2000 se creaba el Foro para la Cooperación China-África (FOCAC, por sus siglas en inglés), y se inauguraba el desembarco del primero en el segundo con toda una serie de acuerdos comerciales y de inversión. Han pasado más de quince años y desde entonces los acuerdos se han ido multiplicando y han convertido a esta relación en una unión estable.

Casi todos los países africanos guardan algún acuerdo con el gigante asiático, si bien, algunos estados se han convertido en socios comerciales preferentes: Tanzania, Zambia, Sudán, Zimbabue o Angola son los principales interlocutores de China en los foros. Aunque la influencia de China se extiende por todo el continente, los principales acuerdos se encuentran en el este africano y en la región austral. La mayor parte de estos acuerdos se centran en el comercio, pero también en las infraestructuras y los transportes tanto públicos como privados. China desembarcó en África hace unos años, pero ahora está vertebrando y construyendo el mundo urbano africano.

Transporte urbano: el ejemplo de Dar es Salam

Los acuerdos comerciales entre China y los países africanos incluyen en un alto porcentaje la compra-venta de automóviles, minibuses, autobuses, motos o incluso el acuerdo de construcción de redes de transporte como tranvías.

Las letras chinas llevan más de una década inundando el paisaje urbano de las grandes capitales africanas y el gigante asiático está dando una respuesta rápida a las necesidades de los africanos. El mundo urbano a nivel global lleva creciendo de forma incontrolada varios años, si en 1950 el 30% de la población mundial habitaba en las ciudades, para 2050 se espera que los porcentajes se inviertan y el 70% de la población mundial viva en las ciudades.

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Esto afecta especialmente a las ciudades africanas cuyo tamaño se espera que se triplique en los próximos 35 años. El crecimiento urbano podría no ser un problema, pero las condiciones en las que viven la mayor parte de los ciudadanos lo son ya que se asientan en las ciudades en viviendas informales. Este aumento urbano ha obligado a los africanos a buscar también una forma de transporte informal ya que los gobiernos locales no pueden responder a la necesidad de servicios fundamentales, como el transporte público. Como solución, el transporte popular o informal aparece como un parche que facilita en gran medida la necesidad de movimiento dentro de la ciudad.

Dar es Salaam, la capital económica y mayor ciudad de Tanzania, es un claro ejemplo de la situación en la que se encuentra el mundo urbano africano. Aquí la mayoría de los ciudadanos se mueven en moto (popularmente conocido como piki-piki) para las distancias más cortas o en minibuses (dala-dala) en las distancias más largas. El dala-dala es, con total seguridad, el medio de transporte más utilizado, ya que acumula el 60% del total de movimientos urbanos diarios.

MÁS INFORMACIÓN: Overview of Public Transport in Sub-Sharian Africa

Todos los vehículos que mueven a los ciudadanos tanzanos han sido producidos en China y muchas veces son transportes de segunda mano que acaban siendo vendidos en el continente. La inversión de China y el interés de Tanzania en importar estos vehículos a un precio bastante menor de lo que le costaría importándolo de otras regiones como Europa o América, ha llevado a China a inmiscuirse en la forma en que los ciudadanos africanos en general, y los de Dar es Salaam, en particular, se mueven en su día a día.

Y esto no ocurre solamente en los movimientos intra-urbanos de bajo coste y más populares. Lo cierto es que el gigante chino, mientras se hacía con los contratos e indirectamente con el control de los movimientos informales (también por la experiencia que China tiene en este tipo de transporte) durante la última década dio un salto cualitativo y comenzaron los grandes proyectos de conexión intra-urbana. Para entenderlo mejor vamos a volver al ejemplo de Dar es Salaam, donde en 2007 se planeó la construcción de un sistema de transporte público, conocido como Bus Rapid Transit (BRT), para que diera salida a la ingente cantidad de movimientos diarios.

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El sistema de autobús urbano cruza la ciudad desde el oeste hasta el este, donde se encuentra el centro, ha facilitado los movimientos dentro de la ciudad y pretendía reducir el tráfico urbano. La construcción de este sistema fue encargado enteramente a empresas chinas, que además de construir la flota de autobuses necesaria, el proyecto incluía la adecuación de las grandes avenidas al construir carriles para buses y la construcción de estaciones de autobús.

Dar es Salaam es tan sólo un ejemplo, pero su caso se puede extrapolar a otras grandes ciudades del este africano donde China monopoliza los principales acuerdos y su presencia se hace notar a todos los niveles del transporte. Sin embargo la estrategia china no se centra tan sólo en el transporte interno de las ciudades, también en las grandes conexiones interurbanas.

Las grandes conexiones africanas

China está construyendo la mayor parte de las conexiones entre las ciudades africanas a nivel nacional y a nivel internacional. Esto supone que, además de vertebrar el movimiento de las ciudades también está vertebrando las uniones entre las grandes urbes. Cierto es que el continente africano lleva décadas persiguiendo la construcción de una red de transportes que facilite el movimiento de viajeros y de mercancías, tanto por carretera como por tren. Hace poco más de una década que tanto el Banco Africano de Desarrollo como el Fondo de Desarrollo Chino-Africano se pusieron en marcha para lograr dicho objetivo cuya finalidad no es otra que acercar al continente y facilitar la unión de los diferentes estados africanos.

El papel de China en la construcción y recuperación de carreteras en esencial para el futuro de gran parte del continente. El gobierno chino está financiando a diferentes países del centro de África y el este africano para que mejoren las conexiones entre sus principales ciudades. Tal es el ejemplo de la República Democrática del Congo, donde se están recuperando tres corredores: facilitar la conexión de la capital, Kinshasa, con la zona minera del sur, popularmente conocido como “Copperbelt”, reforzando las conexiones entre las ciudades de esa región y conectando la RDC de norte a sur a través de la región este. La construcción y mantenimiento de estas grandes carreteras tienen dos objetivos: ayudar a la RDC a facilitar el movimiento interno del país y a dar salida con una mayor rapidez a sus materias primas.

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Pero además de las conexiones nacionales China se ha interesado por potenciar las conexiones internacionales por carretera. El mejor ejemplo es sin duda el del este africano, donde desde las grandes ciudades de la costa del Índico (Mombasa en Kenia y Dar es Salaam en Tanzania) se extienden las carreteras hacia el interior del continente y de norte a sur. De esta forma las empresas chinas se han encargado de recuperar, mantener y construir autovías y carreteras que han aumentando las conexiones entre Etiopía, Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi, Sudán del Sur, Tanzania y la República Democrática del Congo, entre otros.

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Pero si China se ha empeñado en levantar nuevas carreteras, su estrella son las vías de trenes. De nuevo el Este africano, desde Etiopía hasta Tanzania, se ha convertido en el laboratorio de China. En esta vasta región los gobiernos africanos y China se han dado cuenta de que la mejor forma de enfrentarse a las enormes distancias es a través de las vías de tren. De esta forma se ha creado una inmensa red internacional que ayuda a acercar a estos países, permitiendo la movilidad ciudadana, facilitando la llegada de turistas y la salida de mercancías, algo en lo que el estado chino está muy interesado.

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Tras probar suerte en esta región, China ha ido extendiendo sus inversiones en transporte por otras regiones del continente negro como Nigeria. Hace dos años la empresa China Railway Construction Corporation (CRCC) consiguió uno de los proyectos de mayor inversión a nivel mundial. El proyecto consistía en la unión de todo el litoral nigeriano, desde Lagos hasta la frontera con Camerún.

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De esta manera el gigante asiático está fortaleciendo su presencia en algunos de los estados africanos con mayor relación comercial y abriendo nuevos mercados, como es el caso de Nigeria. ¿Pero por qué China?

¿Qué supone la llegada de China a África?

La mayor parte de los estados africanos han entregado sus grandes proyectos de desarrollo y la reconstrucción de su mundo urbano a China. El estado chino se ha convertido en un socio comercial muy relevante para el conjunto africano y es, además, una potencia sin pasado colonial. Al contrario, China también fue víctima del imperialismo.

Frente a otras potencias como Estados Unidos, Francia o Reino Unido, que durante siglos se han inmiscuido en los asuntos internos, China se muestra contraria a entrometerse en las decisiones nacionales. Esto ha diluido la preocupación por el neocolonialismo y ha facilitado las relaciones chino-africanas.

A estas alturas deberíamos preguntarnos qué es lo que pretende China al dedicarse en profundidad a invertir en el mundo urbano africano y a conectarlo. Obviamente el estado chino no ayudaría al mundo africano a impulsar su desarrollo si no fuera por el beneficio que puede obtener. En primer lugar el beneficio directo que supone para su sector de la construcción, ya que China da trabajo en su mayor parte a ciudadanos chinos. Además la conexión interurbana que acelera el transporte de mercancías y personas abarata el precio de las materias primas y facilita su salida hacia las zonas portuarias cuyo último destino suele ser, precisamente, el gigante asiático.

La entrada de China en el mundo urbano africano supone muchas cosas, pero sobre todo ha creado un cambio que le ha sido negado a las ciudades africanas. Por un lado se están facilitando los movimientos dentro de las ciudades, mejorando la calidad del viaje y creando una red formal de transporte. Así mismo se han ampliado las carreteras y las vías de tren acercando a los ciudadanos de diferentes centros urbanos.

Sin embargo, los intentos por acabar con el sistema informal de comunicación por el que se han regido los estados africanos durante décadas también supone el aumento de los precios de viaje, un mayor control estatal y la reducción de vías o comunicaciones que no resulten atractivas.

Pablo Arconada

Licenciado en Historia (UVa) y Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos (UAM) Actualmente cursando el Grado de Antropología Social y Cultural (UNED) y colaborando en Wiriko Magazine. Enganchado a todo lo que tenga que ver con África.

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